sábado, 15 de junio de 2013

Las satrapías

 

Trujillo, Somoza, Carías,

hasta hoy, hasta este amargo

mes de septiembre

del año 1948

con Moriñigo (o Natalicio)

en Paraguay, hienas voraces

de nuestra historia, roedores

de las banderas conquistadas

con tanta sangre y tanto fuego,

encharcados en sus haciendas,

depredadores infernales,

sátrapas mil veces vendidos

y vendedores, azuzados

por los lobos de Nueva York.

Máquinas hambrientas de dólares,

manchadas en el sacrificio

de sus pueblos martirizados,

prostituidos mercaderes

del pan y el aire americanos,

cenagales verdugos, piara

de prostibularios caciques,

sin otra ley que la tortura

y el hambre azotada del pueblo.

 

Doctores “honoris causa”

de Columbia University,

con la toga sobre las fauces

y sobre el cuchillo, feroces

trashumantes de Waldorf Astoria

y de las cámaras malditas

donde se pudren las edades

eternas del encarcelado.

Pequeños buitres recibidos

por Mr. Truman, recargados

de relojes, condecorados

por “Loyalty”, desangradores

de patrias, sólo hay uno

peor que vosotros, sólo hay uno

y ése lo dio mi patria un día

para desdicha de mi pueblo.

Pablo Neruda

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