jueves, 21 de febrero de 2013

Profecía para una noche larga

 

Habrá una noche para todos.

Una noche en que quepamos todos

para el viaje.

 

Cada hombre tendrá el peso necesario

para marcar la noche con su huella,

y la voz de la noche

tendrá el grato calor de lo bebido,

y la paz sin regreso de lo amado.

 

El brazo como un nuevo bastón de peregrino

donde apoyar la oscuridad,

las rodillas tensadas, verticales,

bajo el peso de una fe que no puede

beberse lentamente en las iglesias.

 

De los que amamos será el amanecer

cuando el descanso

se pegue de las manos y las muerda,

cuando el amor sea caminata, luz,

calor entre las vértebras del paso,

cuando la muerte no tenga sentido

porque su lengua de quietud no canta,

ni acaricia, ni se entibia jamás.

 

Habrá una noche para los que quieran

amanecer definitivamente.

Julieta Dobles Yzaguirre

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