Apenas un par de soles han marcado el cielo
cuando río y mar se unieron.
Un delta, formado por bestias y hombres, roble y acero,
se vino al mundo como un parto.
Y nací,
tal como un clis.
Busqué refugio en la lluvia y sólo hallé fango
y la sal,
secó todo como a una babosa.
Pero no morí.
Vi muchas cabezas de agua
terminadas en un puñado de
grietas,
vi la sal descompuesta
en himnos y banderas.
Y no hay pátina, y no hay casa donde buscar:
sólo un delta.
Soy agua de delta,
mas translucida:
olvidada.
Entonces quién soy.
Marco Garita Mondragón
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